En estas tierras, bendecidas por la naturaleza con majestuosas sierras, apacibles ríos y fértiles suelos, pertenecían a las estancias de tradicionales familias de la región, entre las que se encontraban la Aguadita, de los Zamora, La Costa, de los Mendoza y Carreta Quebrada, de la familia Molina.
Alrededor de estos centros productivos, hacia el año 1845, comenzó a forjarse un poblado que inicialmente se llamo Cuatro Esquinas, luego la Aguadita y finalmente Las Calles, en relación a un cruce de importantes caminos de la época, donde solo circulaban carros y caballos. Sus angostas callecitas que aún perduran de tierra, conservan intacta la vegetación tupida de antaño, y en los alrededores el aire se perfuma con el aroma que desprenden las plantaciones de frutillas y zarzamoras. Su capilla, de pequeñas dimensiones y arquitectura austera, rinde devoción a San José Obrero, y celebra sus fiestas patronales el 1º de Mayo.
Desde Las Calles, una senda de ripio se dirige hacia el paraje serrano El Huaico. Los lugareños cuentan que su nombre proviene de los aborígenes y significa “hueco que produce la caída del agua entere las piedras”. Precisamente el poblado se erige sobre la ladera de las sierras grandes, donde nace el arroyo El Perchel y otras vertientes menores, que van surcando el suelo hasta descender al valle y verter sus aguas en el dique la Viña.
Señoriles casa con grandes quintas, residencias de fin de semana, y la paz infinita conforman su trazado, además un campo de golf de nueve hoyos se destaca entre los colores del privilegiado paisaje.
Altura: 916 msnm
Fuente:
ALTAMIRANO, Marcos. 2015. Noroeste de Córdoba. Casano Gráfica, Buenos Aires, Argentina. 180 pp.