Las Rabonas

Escrito el 17/10/2021
Consultora Celtis


Entre las Cumbres de Achala, que muestran imponentes sus laderas pedregosas, y el azul intenso de las aguas del Dique La Viña, el valle se colma de color y encanto. Un trazado de sendas y callecitas que suben y bajan serpenteando en la geografía, conforman este poblado exultante de naturaleza y paisaje.

El paraje comenzó a desarrollarse alrededor de las grandes estancias que existían en la zona. El origen de su nombre nos remonta a las primeras décadas de 1800, en el pleno auge de las luchas entre los unitarios y federales. Por estas tierras transitaron las huestes del Gral. José María Paz, en la “Campaña contra las montoneras de las Sierras Grandes”. El “manco” Paz, junto a los coroneles Plaza y Lamadrid, arribaron a este valle en el año 1830 con una táctica exitosa. Cada una  de las tres columnas realizo en conjunto un movimiento concéntrico que encerró a las montoneras – fuerzas irregulares sublevadas – en un hecho que demuestra entre tantos, la inteligencia estratégica de la batalla del Gral. Paz. A su paso, el ejercito recluto mujeres de este paraje, que acompañaron a los soldados realizando tareas domesticas. Como ellas habitualmente marchaban en la “cola” de las columnas, se las llamaba “rabonas”, de allí el poblado adquirió el término, por ser “el lugar de las rabonas del ejército”. Así mismo, los lugareños son adeptos a otra versión que cuenta que a las yeguas de la zona se les cortaba la cerda de la cola para ser comercializadas, entonces el animal quedaba “chupino”, presentando una característica especial. Así fue como comenzó a decirse “el lugar de las yeguas rabonas”, deviniendo en Las Rabonas.

A fines del siglo XIX el paraje fue consolidándose como pueblo, alrededor de las estancias Tajamar, la más destacada de la región, donde se produjo una subdivisión de tierras. Sin embargo, fue recién entre los años 1939 y 1944, con la construcción del Dique La Viña, que el caserío experimenta un importante crecimiento. Por aquella época existió un proyecto de urbanización en la costa del lago, pero finalmente por irregularidades administrativas de la empresa el barrio quedo trunco.

En los años siguientes Las Rabonas fue desarrollando de manera espontánea,  con la llegada de nuevos habitantes que descubrieron en este rincón serrano una paz inmensa y un paisaje que los cautivo.

Cada huellita del pueblo es una invitación a realizar caminatas y cabalgatas. Las sendas se trepan por los cerros, alcanzando sitios con pistas panorámicas inigualables, o bajan hacia el lago en bosques de tupida vegetación. Por su parte, diversas casas de artesanos que producen tejidos, cerámica y sabores típicos de la comida serrana, completan una experiencia colmada de matices y sensaciones.

Altura: 922 msnm


Fuente:

ALTAMIRANO, Marcos. 2015. Noroeste de Córdoba. Casano Gráfica, Buenos Aires, Argentina. 180 pp.